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“En Chicureo falta servicio, no talento”: el libanés que transformó la peluquería en una experiencia de bienestar

Ziad Bechara llegó desde el Líbano hace más de 15 años y convirtió su peluquería en Chicureo en un referente de atención personalizada, calidad y calidez. “Acá no es solo cortarse el pelo, es salir del estrés”, afirma.

Con una historia que comenzó a miles de kilómetros de distancia, en el Líbano, Ziad Bechara encontró en Chicureo no solo un lugar donde echar raíces, sino también el espacio ideal para aplicar una visión de peluquería en Studio Ziad, que va mucho más allá de lo estético: un servicio humano, personalizado y respetuoso del tiempo y bienestar de cada cliente.

“Acá no vengo a meter 30 peluqueros para ganar plata, lo más importante es el servicio”, comenta con convicción. La conversación fluye entre risas y anécdotas, pero siempre con un eje claro: su compromiso con la calidad.

Un libanés en Chicureo

Ziad llegó a Chile en 2007, sin hablar español, pero con fluidez en inglés y francés. Esto lo llevó a instalarse en Chicureo, donde el público extranjero le abrió sus primeras puertas laborales.

“En Santiago casi nadie hablaba inglés, pero en Chicureo sí, y eso me ayudó mucho al principio”, recuerda.

Luego de trabajar en varias peluquerías, en 2018 decidió abrir la suya, sin socios. “Lo mejor fue independizarme. Hago lo que quiero. Si mañana me quiero poner una camisa roja, lo hago”, dice entre risas.

Servicio por sobre todo

La filosofía de Ziad es clara: el servicio lo es todo. “Una clienta puede irse con el mejor color, pero si la atendieron mal, no vuelve. El servicio es lo más importante, como en un restaurante: si te atienden mal, no importa lo rico que esté el plato”.

Y eso se refleja en cada detalle: desde la puntualidad en las horas agendadas hasta el ambiente relajado del salón. “Acá la gente viene a desconectarse. Se toma un café, conversa con amigas. Es un panorama, no solo un corte de pelo”.

Especialistas en color y más

Aunque ofrecen todo tipo de servicios —desde cortes, peinados de novias y balayage, hasta manicure, pedicure, depilación y terapias con flores de Bach—, el fuerte es el color. “El 80% de nuestra clientela viene por trabajos de coloración”, cuenta.

También destaca por su servicio a domicilio para novias, donde su equipo se traslada con todo lo necesario para que el gran día sea perfecto. “Hacemos pruebas acá y después vamos a la casa. La novia tiene que estar tranquila”.

“Mantener el nombre es lo difícil”

Para Ziad, la clave de su éxito no está en las campañas de marketing ni en grandes instalaciones (aunque su local tiene 21 sillas), sino en mantener un estándar alto. “Hacer nombre es fácil, mantenerlo es lo difícil. Por eso acá solo tengo 5 estilistas. No contrato por llenar espacio, sino por calidad y energía”.

Su clientela es mayoritariamente femenina, entre los 30 y 50 años. Aunque reconoce que hoy los hombres también se atreven más con el cuidado personal, su enfoque sigue siendo principalmente hacia las mujeres. “El hombre viene 10 minutos y se va. La mujer está una, dos, tres horas… hay una conexión distinta”.

Un estilo que viene del Líbano

“Allá, cuando entra una clienta, todos los estilistas se paran. Nadie se sienta. Se atiende como una reina”, explica Ziad, quien ha traído ese estándar de respeto y profesionalismo a Chicureo.

También lanza una crítica al rubro en Chile: “Acá cualquiera dice que es peluquero con dos meses de curso. Allá hay fiscalización, hay exigencias. Es un tema de salud también”.

Invitación a vivir una experiencia distinta

Ziad no promete solo un buen peinado, sino una experiencia distinta. “Si quieren probar un servicio que no van a encontrar en cualquier parte, tienen que venir. No es solo el talento, es cómo te hacen sentir”.

Y cierra con una frase que resume su identidad:

“Hay muchos peluqueros buenos en Chicureo, pero no todos dan buen servicio. Y eso es lo que marca la diferencia”.

CHH