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“De que los controlaron, los controlaron”: Taxista revela que sicario fue fiscalizado por militares antes de salir del país

El conductor que trasladó al prófugo venezolano hasta la frontera con Perú afirmó que este fue controlado en el paso de Chacalluta, pero aun así logró cruzar.

La fuga del principal sospechoso del asesinato del empresario José Reyes Ossa, conocido como el “Rey de Meiggs”, sigue generando controversia. Se trata de Alberto Carlos Mejía, ciudadano venezolano vinculado presuntamente al Tren de Aragua, quien fue liberado de prisión el pasado 10 de julio, en medio de una cadena de errores que aún no han sido aclarados por las autoridades.

Dos días después, el 12 de julio, Mejía abandonó el país en dirección a Perú, sin que se haya emitido una orden de detención efectiva (en ese momento). El prófugo está acusado de haber ejecutado el homicidio de Reyes Ossa, crimen ocurrido en junio en Ñuñoa.

En ese contexto, esta semana surgió un testimonio clave: el de Mauricio, taxista de Arica que confirmó haber sido la última persona en Chile que transportó al sicario hasta el límite fronterizo. Sus declaraciones entregadas a Chilevisión Noticias abren nuevas interrogantes sobre cómo el sujeto logró cruzar la frontera pese a haber sido fiscalizado por militares.

La huida: $2,5 millones y un viaje al norte

Según los antecedentes disponibles, tras su liberación, Mejía se trasladó desde Santiago hasta Iquique pagando el aproximado a $2,5 millones a un conductor de aplicación. Luego continuó su viaje hasta Arica, donde abordó el taxi de Mauricio.

“Yo estaba ofreciendo el taxi hasta la frontera y él llegó y se sumó. (Dijo) ‘yo también voy pa’ la frontera’”, relató el conductor, quien en ese momento no sabía que transportaba a un prófugo de la justicia.

El taxista asegura que Mejía se subió cuando ya había tres personas dentro del vehículo, y que no mostró una actitud sospechosa, aunque sí intentaba ocultar un tatuaje en su mano derecha, el cual representaba a Zeus.

“De que los controlaron, los controlaron”

El momento más crítico del relato de Mauricio ocurre cuando se refiere al paso fronterizo de Chacalluta, donde asegura que el joven venezolano fue controlado por personal militar antes de cruzar a Perú:

De que los controlaron, los controlaron. A todas las personas que van saliendo ilegal del país, las dejamos antes de los militares, en un estacionamiento. De ahí ellos tienen que hacer el proceso de controlarse con los militares y de ahí salen del país… Dos personas que se fueron ilegal, las devolvieron. Lo más probable es que él con la otra persona hayan pasado”, afirmó.

Otro detalle que preocupa del testimonio es lo que escuchó durante el trayecto. Según el conductor, Mejía y otro pasajero iban hablando de sus antecedentes delictuales:

“En la parte de atrás del taxi se iba jactando de que lo habían tomado preso en Estados Unidos. El otro compadre, que también iba saliendo, venían conversando de la experiencia en otros países donde habían estado detenidos, así como jactándose”, señaló.

“Si hubiera sabido, no lo llevo”

Finalmente, el taxista expresó su incomodidad por haber sido utilizado como medio para facilitar la fuga del sicario: “A mí no me gusta ayudar a nadie que esté haciendo el mal. Uno está expuesto en este trabajo porque no sabes a quién llevas. Si hubiera sabido yo, mi reacción es que no lo llevo, a dónde que voy a llevar a un sicario”.

CHH